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TIJUANA. ASUNTO DE FAMILIA

El Tigrillo

Benjamín Arellano

Líderes:
• Enedina Arellano. Operadora financiera a través de una cadena de farmacias, constructoras, hospitales y hoteles en Tijuana, Guadalajara y Morelia.
• Eduardo Arellano, El Gualín. Médico cirujano egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara, donde hasta hace poco administraba su propia clínica. Consejero de su hermano Benjamín, el jefe del cártel hasta su captura.
• Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, el menor de la familia, pretende ocupar el lugar de su hermano Ramón como jefe de sicarios pero no lo ha conseguido, dicen en Tijuana, por su carácter atrabancado.
Lugartenientes:
• Manuel Aguirre Galindo, El Caballo. Uno de los fundadores del cártel, negociador con otras organizaciones y hombre de confianza de Benjamín Arellano, a quien actualmente sirve de enlace con el resto de la organización. Es casi su única función, pues se considera que está semi retirado del negocio.

• Gustavo Rivera Martínez. Pistolero, guardaespaldas de Enedina.
• Gilberto Higuera Guerrero, El Gilillo, representante en Mexicali. Es hijo de Gilberto Higuera El Mayel, bajador (responsable del transporte de cocaína en avionetas o lanchas rápidas) del cártel, y actualmente preso en La Palma.
La víspera de la Navidad de 1998 explotó el calefactor en la residencia de Eduardo Arellano Félix, y encendió la ropa de su esposa e hija.
Médico cirujano, El Gualín supo de inmediato la gravedad de las heridas y sin pensarlo las llevó a una clínica de Chulavista, en Estados Unidos, a pesar de la vigilancia que la DEA mantenía sobre él.
Fue un gesto audaz. Cuando los agentes estadunidenses se enteraron, Eduardo Arellano estaba de regreso en Tijuana.
Por acciones como éstas, El Gualín se ganó el respeto no sólo de sus hermanos, sino de los sicarios y bajadores de la organización. No fue gratuito.
Quienes le conocen afirman que está muy lejos de ser el típico doctor sensible y humanista, e incluso atribuyen a su consejo algunas de las decisiones más violentas adoptadas por el jefe del clan, Benjamín Arellano.
Así, es natural que haya asumido el control de la organización, junto con su hermana Enedina a quien también se le conoce por su valor en el combate.
Pese a sus esfuerzos, la mancuerna no ha recuperado los tiempos de gloria para el cártel, dañado por las capturas de sus lugartenientes y bajo el fuego de sus enemigos.
Hasta la efímera alianza de Benjamín con Osiel Cárdenas salió mal: cuando el primero se negó a seguir al tamaulipeco en su estrategia de profundizar la agitación dentro del penal de La Palma, el Mata Amigos ordenó que le dieran una golpiza y lanzó a sus Zetas a la caza de la familia Arellano, que debió refugiarse en San Diego.
Por eso la DEA afirma que el cártel de Tijuana está en declive.


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